Sin
el galaô portugués de los sábados por la mañana no soy persona. Aún así, allá
vamos, y unos juegos de precalentamiento siempre animan, cosa que no hace el
libro este que seguimos, porque ellos están más interesados en la cultura
española que yo llevo que en los museos del mundo, así que hablamos,
comentamos, y la clase resulta bastante bien. Una, al final, incluso me dice
que se lo ha pasado muy bien, y ante mi capacidad de pronunciar y recordar sus
nombres me los traducen, y les llamo Ojos de Estrella, Éxito, Pavo Real o Seda.
Al final lo que le da sentido a cualquier estancia es el trabajo, porque los
alumnos siempre acaban por ser majos, querer estar donde están y ayudarte a
integrarte.
Hoy
la jefa me ha dado el horario y confirmado mi trabajo los sábados y domingos,
dejando libre el lunes. Voy a dar clase en un colegio, a los niños de 14, 15 y
16 años, de nuevo. Empiezo el martes.
Y
luego me ha dicho que tenía toda la tarde libre para salir a donde quisiera,
así que le he comentado que me da un poco de miedete salir a mí sola por ahí
sin saber a dónde y sin saber cómo volver. Me ha repetido que la ciudad es muy
segura y que no tenga miedo, que aquí la gente es muy tolerante. Y es verdad.
En una ciudad de 9 millones de habitantes conviven a la vez religiones,
culturas, formas de vestir, de vivir, trabajos, ricos y pobres, colores de piel
y lenguas, sin que importe qué hace cada uno. Mientras que nosotros, que hemos
vendido nuestra alma a la globalización y la moda, no queremos sentirnos
diferentes o rechazamos al que lo es. Y el término más difícil de explicar a la
clase es marginación, porque aunque
pueden intuir lo que es, no alcanzan a entenderlo en su terrible realidad. Y
cuánto nos queda por aprender…
La
coordinadora del centro, maja pero no muy habladora, me llevó a la calle
principal de las compras, una especie de mezcla entre el zoco más grande que
haya visto y Oxford Street, donde encontramos tiendas llenas de saris de
colores o sandalias, al lado de Levi’s o Benetton. Tiendas de dulces típicos
junto a McDonalds (con su selección de pollo, hamburguesas para vegetarianos y
pescado, porque las grandes multinacionales tampoco dan vaca o cerdo) y el KFC.
Pero todo coexiste con naturalidad y la gente pasea porque es sábado por la
tarde y el fin de semana trae esa tranquilidad. Aekta me dice que la próxima
vez me lleva a otra de las calles importantes (que ahora está destrozada por
las obras del metro, que les dijeron la última vez que retrasaron la apertura
que inaugurarían en septiembre, pero no tiene pinta) y a lo mejor el próximo
sábado a ver una peli de Bollywood. Si cuento el tiempo así pasa más rápido,
aunque llevo sólo 4 días aquí y parece que llevo meses, y la llegada de la otra
profe o la mudanza a la casa (el 13, han dicho) parecen estar todavía muy
lejos. No puedo medir el tiempo con el reloj o calendarios, creo que pasa en
momentos y vivencias, lo estoy midiendo con palabras.
No
quería cenar en la residencia porque ayer las chicas me riñeron por cocinar con
sus cosas, porque yo no sabía que cada uno tenía sus platos, y la próxima vez
que vaya a la cocina será armada con sartén propia. La médica me dijo que en la
cafetería de al lado daban comida e iba a probar, pero ella llegó y me dijo que
se iba a acercar con el coche a coger algo y que si iba con ella, así que me
enseñó el camino a la zona más cercana de restaurantes y tiendas (que no sé por
qué nadie me había enseñado antes) y me dio más o menos las pautas para no
perderme. Cogimos comida en Subway (ya sé, ya sé, eso no es nada indio, pero
las cosas que conocemos allí aquí también se vuelven diferentes, así que en
cierto modo… todo lo que hago es indio) y volvimos a casa. Era sábado, así que
todo el mundo estaba danzando por la residencia, y la amiguita de la médica con
otra chica amiga suya vinieron a nuestra habitación, trajeron pipa y cervezas
(que yo no bebí porque no sé si me estoy haciendo rancia o demasiado
responsable…) y jugamos a Uno con Harry Potter de fondo. No creo que Uno cuente
como parte de la cultura india, pero ellas sí, así que podéis estar contentos
con mis avances.
Y
esto es lo máximo que conseguí el primer sábado noche… de un montón que van a
parecer viernes de los de antes.
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