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De MG Road y más.


La rutina se ha apoderado de los días. Me levanto, veo cuánta ceniza queda en la ducha, me voy a la escuela, trabajo algo, miro facebook y hablo con todos los que aún estáis interesados en lo que ya se os ha hecho rutina a vosotros también, pasa el tiempo, me preparo alguna clase, pasa el tiempo y vuelvo a casa. Poco que contar, porque poco que hacer.

Hoy, sin embargo, quedé con Isabel. En el Hard Rock Café de MG Road, para homenajear a Ghandi en el día de su cumpleaños y fiesta nacional (para todos menos para mí), pero fuimos a comer a un restaurante tibetano más barato. Isabel me enseña lo que conoce de la ciudad, los sitios que ella disfruta. Con algo llamado momos nos ponemos al día e ingiero un poquito de pollo que estropea mi dieta vegetariana (aunque no sabe mucho a carne, sabe más a pasta), y después me lleva a una librería gigante en la que todo está lo suficientemente desordenado como para ir y echar allí la tarde si no tienes nada mejor que hacer… y me parece un planazo a tener en cuenta en el futuro. Hablamos de la posibilidad de apuntarnos a inglés o a yoga. Me compro un libro de una australiana que se viene a vivir a la India, porque me lo recomienda para la situación. Y de ahí a otra librería, esta de segunda mano, más pequeña, pero con mucho encanto, y a la salida empieza a chispear, así que cogemos un triciclo hacia algún centro comercial.

Por el camino llega el monzón. La lluvia se hace increíblemente exagerada y las carreteras se convierten en ríos (porque creo que sobra decir, pero por si a alguien no se le ha ocurrido, que aquí no hay sistema de alcantarillado), y los triciclos no tienen paredes, así que nos calamos enteras y comenta ella que es un día de cola cao bajo la manta, a lo que contesto que prefiero estar allí con ella con el agua en los huesos que volver al sitio en el que vivo… se hace inminente el cambio, hay que mantener la esperanza.

Llegamos al centro comercial, y está abarrotado. Lo que tampoco es una sorpresa porque aquí hay gente en todas partes. Quizá lo que diferencia éste de los centros comerciales del mundo es que han llevado a él su parsimonia natural, y mientras que en otros la gente pasea de tienda en tienda, se para en restaurantes, o compra entradas de cine, aquí están sentados, se asoman a las barandillas para ver qué pasa en el piso de abajo y ven la vida pasar. No hay estrés, no hay un consumismo exagerado, simplemente están, como están fuera, como están en las calles, en las carreteras, en los parques, en los restaurantes, a las puertas de las casas. No hace falta hacer nada, con estar vale. Nosotras damos una vuelta mirando los saris que no vamos a comprar, nos tomamos un helado sorprendentemente bueno (al que llegamos por el olor) y entramos al cine a ver Crazy Stupid Love, que resulta ser bastante menos decepcionante de lo que el título promete y nos echamos unas risas y  me deja con la sensación de haber visto una buena peli. No me juzguéis, no se puede elegir película aquí: sólo puedes ir a la que está en inglés; el hindi y el kannada no los domino todavía.

La salida del cine es como volver a la realidad en la que se me olvida que vivo. La cantidad de gente me impresiona, se me olvida, e Isabel me dice que a ella lo que más le asombra cada vez que vuelve a Castellón es ver las calles casi vacías (que, supongo, no lo están, serán normales), como el americano me dijo que lo que a él le extrañaba era ver tanto blanco cuando volvía a casa. Me preparo para lo que voy a sentir en agosto, sin tener muy claro que vaya a ser posible acostumbrarme a esto, o al ruido que me sigue aturdiendo cada vez que salimos a la calle, o a través de las ventanas, o en los viajes de un lado a otro… a esa sensación de estar constantemente alerta por estar recibiendo siempre estímulos.

Cada una coge su triciclo de vuelta y aquí estoy otra vez. Hoy Sri no duerme aquí así que veré la tele y me levantaré tarde en mi día libre, que será de habitación y escapada al súper como muy lejos, porque la lluvia pilla de repente y no conviene estar en la calle. Me dijeron que es el monzón lo que trae los mosquitos que me acribillan cada noche y me compré uno de esos repelentes que pones en el enchufe y que no hizo nada, porque al día siguiente estaba llena de picaduras otra vez (por no mencionar que encima veo al bicho que me las provoca, sé quién es, sé que aspecto tiene), así que he pasado a echarme el repelente de la malaria. Funciona, anoche no me picaron, pero espero poder comprarme uno más suave. Éste es bueno, no lo niego, pero aparte de matar mosquitos es probable que yo me intoxique también, y Sri, e igual llega a la habitación de al lado. O huele como si pudiera hacerlo. De hecho, estoy pensando en empezar a aplicarlo a cucarachas, porque igual es la solución que la residencia espera que ponga a este zoológico que estamos criando.

Buenas noches, y feliz aniversario del cumpleaños de Ghandi.

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3 cerca de veras!:

Criscaa dijo...

Que bonito todo? ves como la india va enseñando su encanto?

ire yo a ver la peli también y asi la comentamos :)

Hablamos eh? te quierouuuu

Isabel dijo...

Qué chulo es tu blog y qué bien lo describes todo: se te nota la vena filóloga! Lo voy a enlazar al mío, que lleva ya un año dormido...

The Adventures of Abou and Jamou dijo...

I wish I could read Spanish well..Spanish is my happiness best medicine for my life...I am so happy to read your comments. Wichan

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