Enfrente de la estatua de la Libertad |
El
11 de noviembre se celebra en Riga el día de Lacplesis. Me van a perdonar mis
fieles lectores la falta de información general sobre el día en sí, pero por lo
que pude adivinar entre lo que vi y lo que medio saqué de alumnos, amigos
letones y estudiosos del evento, en este día se recuerdan y honran los muertos
en la guerra contra Rusia, por la independencia o por cualquier otra causa. Es
decir, que rememoramos a todos los letones caídos en batalla, sea cual fuere.
Los
actos empezaban el domingo por la mañana, y una que ya está mayor y necesita
sus horas de sueño, aparte de estar poco interesada en desfiles militares y
exhibición de fuerzas y poderes, se saltó la marcha de soldados y otros cuerpos
del estado.
Por
la tarde nos acercamos al centro a tomar el chocolate de rigor de los domingos,
y ya se notaban cambios. Al llegar a la Estatua de la Libertad vimos mucha
gente haciendo pasillo delante, cargados de antorchas y en riguroso silencio.
Nos llaman los que han pasado por allí antes para decirnos que regalan
banderas, y como somos españoles y es gratis buscamos, pero no nos tocó
ninguna. Efectivamente, por las calles no hay nadie que no lleve su trocito de
papel rojo y blanco, sea en la mano colgando de un palito o enganchado a la
solapa.
Velas en todas partes |
Después
del chocolate nos encaminamos hacia la muralla del río, donde se desarrolla el
evento en sí. Y allí está toda Riga, toda. Con sus banderas, sus ropas rojas y
blancas, sus velas (dos o tres por persona), la tele, antorchas, niños, mayores…
no falta nadie. A lo largo de todo el muro colocan, sin ningún tipo de orden,
todas las velas que han traído y cantan canciones bonitas, otros el himno, los
de la tele hacen entrevistas.
Y
es emocionante. No tanto como en Inglaterra, que recuerdo haberlo vivido muy
consciente del momento y de lo que significaba, pero sí me lleva a esas mismas conclusiones,
porque España no celebra, no recuerda, no honra u homenajea a sus caídos.
Porque había dos bandos, sí, y todos hemos oído historias de familias que
perdieron padres, tíos, hermanos o abuelos, fueran de un bando o del otro… sigo
sin entender por qué no es tiempo ya de recordar que todos pueden descansar en
paz y tener un bonito día emotivo para ellos, que pelearon porque tocaba y no
se podía hacer otra cosa, un día para recordar que aquello fue malo y no debe
volver a pasar…
Yo al lado de la muralla |
También
nos lleva todo esto a otras reflexiones sobre los nacionalismos y patriotismos,
inexistentes a mi parecer en este país, teoría que muere aplastada bajo tanta
bandera, aunque me quede la duda. Porque no entiendo del todo si puede ser malo
querer a tu país cuando acaba de salir de la dominación soviética, darle un
empujón para desarrollar la cultura, la lengua, la identidad… Y es que todo es
malo en exceso, así que le doy vueltas y sigo investigando, aprendiendo de todo
lo que tienen que decir las personas de las que me rodeo, creciendo entre lo
que me aportan las ideas de la nueva cultura y las de los españoles tan
diferentes que voy conociendo. Me dejo llevar y absorbo información.
Y
como es domingo y llueve, pizza en el restaurante de moda, alimentar a los
peces de los Erasmus y a casa. Esta semana traerá tanto estrés como emoción.