No suelo hablar de política porque sé más bien poco y es muy probable que
la líe cuando lo haga, pero en este caso la situación lo requiere. Hay mucho
desconocimiento porque a Europa está llegando poco y menos en español. Aquí por
la tele tampoco sale mucho y lo poco que sale está en tailandés, así que voy a
hacer una aproximación a ver qué tal se me da, y si luego quedan dudas pregunto
a mis compañeros para ver si entre todos nos aclaramos.
Tailandia es una monarquía, eso sí lo sabíamos. Monarquía con rey que prácticamente
es un dios, ya os lo había dicho. Así que, independientemente de a qué partido
pertenezcas o de todo lo demás que os vaya a contar, todas las personas de este
país quieren y adoran a su rey (no así como a su heredero, pero esa historia os
la cuento otro día).
En contra tenemos a los opositores, que tienen camisas también, pero
amarillas. Grupo este formado por gente de una cultura más alta, salen
de las universidades y están contra la corrupción y a favor de una democracia
sin compra de votos. No voy a decir que son los buenos, porque aquí cada uno
tiene lo suyo.
Después de varios turnos en el poder, en 2011 (un año después del altercado
más famoso, que dejó unos cincuenta muertos) llega a primera ministra la
hermana de Thaksin, y en esas estábamos cuando yo llegué a Bangkok.
Hará cosa de dos semanas, se reunió el gobierno y decidieron sacar una ley
de amnistía que perdonaba los crímenes del expresidente y le permitía volver
sano y salvo a su país natal, sin miedo ya al encarcelamiento. Los camisas
amarillas pusieron el grito en el cielo y salieron a la calle. Al principio
unos cuantos, después el país entero.
El problema no ha venido, claro, de que la gente se manifieste, ha venido
porque si unos salen a la calle, los otros también. De querer evitar que se
aprobara la ley han pasado a pedir la dimisión de la presidenta (que de momento nadie sabe donde está, y se rumorea que intenta salir del país, pero no se ha confirmado). Los camisas
rojas han ocupado un estadio al lado de la universidad y los alumnos se han
manifestado en contra, dejando, hasta la fecha, cinco muertos. Los camisas amarillas han ocupado los ministerios y los medios de comunicación.
De todas formas, a parte de esa universidad y el centro, no se ve mucho jaleo, solo
gente, gente, mucha gente en todos lados, haciendo mucho ruido. También hemos visto barricadas de policía entre alambradas y escudos por las calles de la ciudad, supongo que preparándose para lo que iba a pasar hoy. El cónsul nos ha llamado
varias veces a los lectores para controlar que estamos bien y nos ha avisado de
que no nos asustemos si se cortan las líneas telefónicas, pero en principio no
ha pasado nada de eso. Y por precaución las universidades cerrarán el lunes, no
sabemos si algún día más.
Vamos, que estoy bien, todos estamos bien, y esto es para poneros al día de
lo que está pasando y por qué. Si hay más noticias, os aviso.
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