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De fiestas de todos y más

Por el día de la hispanidad, una profesora amiga de un profesor de la universidad, que trabaja en un colegio bastante cerca de mi casa, me invitó a hacer de jurado en un evento que organiza anualmente en su colegio (donde da clases de español a niños entre 10 y 15 años) en el que los alumnos preparan comida española, investigan sobre el país y la cultura, se disfrazan y hacen actuaciones. Como no tenía clase y está feo decir que no a estas cosas, pues dije que sí.

Medalla patriótica
Cuando llegué no estaban el resto de miembros del jurado aún (que me habían dicho que iba un chico español más y la directora y el subdirector del colegio), pero cuatro alumnos muy bien entrenados me saludaron en español y me dieron una medalla que me identificaba como juez, por si acaso el hecho de ser la única guiri del colegio no fuera suficiente. Y me sentaron en una silla (porque los guiris no pueden estar de pie, que se cansan y no está bien) solica esperando a los demás. Que no llegaron, por cierto. Así que me quedé contestando a los doscientos alumnos que vinieron, uno por uno, a preguntarme en español cómo estaba, hasta que engañaron a una profesora que había estado dos semanas en Santander para hacer de jurado conmigo y que empezara la acción. Después sí que llegaron la directora y el subdirector, pero del español nunca más se supo (a su favor diremos que llovía a mares, y que eso hace muy difícil la movilidad, generalmente).

Empezó el acto, entonces, con una introducción de la profesora, alabando a sus alumnos. Entonces anuncia que vamos a escuchar los himnos correspondientes y a rezar un poco. Y, efectivamente, todo el mundo se levanta, pone la mano en el pecho, y comienza a sonar el himno filipino, que yo no había escuchado hasta la fecha. Cuál será mi sorpresa al oír que está en español. Y muy respetuosa y de pie les escucho cantar en nuestro idioma que los invasores no te hallarán jamás (porque se la saben. En español). Y está bien, porque la victoria no verá nunca apagados sus estrellas y su sol, y eso es lo que tiene que decir un himno. De no ser porque inmediatamente después, y todos aún de pie pero ya sin la mano en el pecho y sin cantar, porque no se la saben, suena el himno deEspaña, CON LETRA, quiero decir, CANTADO, y escuchamos todos eso de que gloria a la patria que supo seguir sobre el azul del mar, el caminar del sol. Y que yo no digo nada, pero vamos a ver si nos centramos porque las dos cosas no se puede, y al menos una es ofensiva en este país… Y que digo yo que no soy la primera española que ve que hay ahí un poco de incoherencia histórica… pero también es posible que los que se dieran cuenta antes se callaran como hice yo, que me pareció a mí que no era el momento para decirle a esta buena mujer que lo de los hijos del pueblo español no se refiere a ellos (o al menos como a ellos les gustaría).

Después de esto, que a mí me deja un poco descolocada, y aún de pie todos (y mirándome, la mayoría, preguntándose por qué no cantaba yo mi himno si ellos habían estado cantando el suyo), suena una canción de misa que yo no reconozco, pero que la base sí me la sé. Y decimos amén. Y nos sentamos.

La Penélope filipina
El show consiste en un montón de niños de diferentes cursos cantando canciones en español (algunas versiones de otras en inglés, y grandes éxitos como Un mundoideal de Aladdín), o un montón de niños diferentes cursos bailando, con coreografías muy bien o regular ensayadas, temazos del reguetón más reciente. Yo me vengo arriba y les doy buena nota a todos. Y luego los más listos de cada clase se habían disfrazado de personajes hispanos de renombre como PenélopeCruz en los Piratas del Caribe, y les doy buena nota a todos también, por guapos. Y me invitan a paella y a churros, que viene muy bien para un día de lluvia, o, bueno, para cualquier día, en realidad.



Paella

Churros
Y así ha seguido la vida. Me dieron vacaciones porque cambiamos de semestre (el próximo empieza la semana que viene y dura hasta marzo, y es verano en abril y mayo), así que me fui a recorrer Cebú y la parte este de la isla cercana, que se llama Negros, y lo más destacable es que hay tortugas que nadan felices en una isla muy pequeña que se llama Apo. Y ahí estuve nadando con ellas, pasando un poco entre susto y emoción, porque los bichos no hacen nada pero son igual de grandes que tú, y no tienen miedo así que se te acercan como si fueras un pez más, y a mí las cosas que viven y se mueven a sus anchas (animales, los llaman) no me dan mucha tranquilidad. Pero fue muy bonito verlas nadar felices entre corales y erizos.
Una tortuga y yo

Una tortuga feliz

Luego llegó Halloween, que lo celebran porque son medio americanos. Y llegó el Día de Todos los Santos, que lo celebran porque son medio españoles. Yo qué sé, las cosas de las conquistas.

Aquí unos de palique
El caso es que para meternos en la cultura decidimos ir a pasearnos por un cementerio, porque es lo que se hace aquí. Bueno, no, en realidad lo que se hace aquí es pasar el Día de los Santos y el siguiente acampados en el cementerio con toda la familia (acampados de verdad, de llevar tiendas de campaña), con el picnic, los juegos, el móvil para hacer unas fotos (selfies no, que está considerado irrespetuoso), y bueno, claro, unas velas y unos rezos también.


Nichos, nichos, nichos
El cementerio al que fuimos es bastante grande, y es impresionante ver cómo todos los nichos están iluminados, filas y filas de nichos, incluso edificios de cuatro plantas de nichos, todos con velas y flores, mientras los niños corren entre los pasillos, los vendedores ofrecen diademas con cuernos con luces o comida, las familias se preparan para dormir y nadie pide silencio o se lamenta o lleva colores oscuros. No hay tumbas, excepto unas cuantas en un recinto cerrado por una valla con una bandera de España a la puerta. Suponemos que serán los restos de los conquistadores de antaño, o sus familias, o… no está muy claro, pero fueron 300 años de invasión y alguno que otro moriría. Eso se nos ha quedado sin esclarecer.

Os dejo un vídeo para que os hagáis una idea del jaleo:




Por lo demás, la vida sigue, ya camino sola, cojo jeepneys como si fuera local (pse, igual es exagerar un poco) y sigo pagando con billetes porque no entiendo las monedas, como si fuera una abuela. Todo bajo control.

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3 cerca de veras!:

C.Catalán dijo...

Uo, me encanta todooooooo!!

Nóinín dijo...

Tortugas 😍

Anónimo dijo...

No sé como estarás ya de acostumbrada al día a día Filipino, pero está claro que aburrirte no te aburres. Lo de nadar con los antepasados de las tortugas ninja debe ser un puntazo. Con lo de las fiestas en cementerios, queda claro que Filipinas tuvo influencia española ya que montan una fiesta en cualquier parte (tienen tb bares por todas partes???). Eso si.... lo de la encerrona para asistir al festival.... no te envidio nada de nada. Un ratito vale (y solo el de mis sobrinas), pero aguantarlo todo un día y encima ser el centro de atención.... buffff.... está claro que India te hizo una mujer de hierro. jajajajaja. En todo caso, me alegro que tuvieras ese puntito guay de venirte arriba y decirles a todos que eran lo más. Al final es lo que necesitan escuchar, y seguro que los hicistes muy muy felices. X cierto! QUe tal las clases de salsa? al final has tenido que alquilar a algun maromo? jajajajaja. Espero que al menos, si no mejorar, al menos podais practicar lo suficiente como para no perder lo que ya supieras.

Lo dicho, espero que todo te vaya muy bien, y que aunque eches de menos una paella valenciana de las de verdad, o unas tapitas en la terracita,... puedas adoptar muchas otras costumbres que el dia de mañana nos puedas enseñar a más de uno. Porque la vida es una experiencia, y las experiencias vividas son lecciones de vida.

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