Loy Krathong es una celebración que tiene lugar la noche de luna llena de
noviembre. La teoría es más técnica: la decimosegunda luna después de que Buda
blablabla, pero vamos, que es cuando es luna llena y es noviembre. Es curioso
cómo todas las celebraciones aquí van estrictamente ligadas a los estados de la
luna. Lo hace más bonito, más regular que guiarnos por un calendario que
nosotros hemos inventado. Y más fácil de llevar, solo tienes que mirar al
cielo. Y contar después de que naciera Buda, quince lunas menguantes y a la
quinta que las estrellas se alinean con… bueno, algo así debe ser.
Nos habían comentado que había celebración y que iba a ser en el río. El Chao
Phraya corta la ciudad entera, y yo no sé cuántos kilómetros atravesarán
Bangkok. Como para ponerte a buscar dónde está el jaleo. Así que, aunque debe
haber jaleo en cualquier lugar donde haya agua, este día, nos dieron las
indicaciones de uno de los lugares más famosos.
Vistas desde el barquito |
Cogimos el skytrain hasta el río y de ahí un barco para turistas,
porque la cantidad de gente que se agolpaba en una fila que solo se mantenía
hasta que el barco bus aparecía a lo lejos era inmensa, y hacía que mereciera
la pena pagar los 50 céntimos de más que cuesta ir sin pegarse con nadie y sin
un posible peligro de hundimiento (porque no hay límite de personas, en los
barcos. El límite es que uno se caiga al río, ese no entraba).
El paseo por el río al atardecer es precioso, la luz es cálida y se
iluminan todos los templos y hoteles de las orillas. No sé si sería solo ese
día, hay que volver a comprobarlo.
Nuestra parada era la última, y con nosotros, obviamente, se bajaban todas
las personas del barco. Seguimos indicaciones hasta llegar a la torre blanca
donde había un parque en el que se desarrollaba toda la festividad.
Nuestro barquito |
Consiste, el Loy Prathong, en un homenaje a la diosa de las aguas, así que
cada uno debe hacerse con un barquito pequeño con una vela y unos palitos de
incienso, y dejarlo en la corriente del río, para que se lleve con él todas las
maldades y fechorías (en el budismo no existe lo de los pecados) que has
cometido durante el año, y puedas empezar una nueva vida sano y feliz. Digo yo
que esto es muy fácil, tú echas la cosita esa cada noviembre, y luego tienes
todo el año para liarla parda. Pero oye, mejor y más bonito que rezar no sé
cuántos padrenuestrosavemarías es.
La máxima laguna que se me ocurría a mí, que ya desarrollé, creo, en mi
viaje por la India (donde tenían costumbres muy parecidas a estas, por cierto,
por más que se empeñen los budistas en decir que ellos no tienen nada que ver
con el hinduismo y que jamás salieron de allí), es a dónde va tanto barquito
por el río, porque no sé yo qué tal le sentará a la señora diosa que le manchen
las aguas con tanta basura. Y obviamente di en el clavo. Al parecer al día
siguiente se recogen los barquitos, pero no deja eso de ser contaminante y no
hay nadie que se crea que absolutamente todos son recuperados. Para ello, los
tailandeses, que no quieren enfadar a sus alabados, han creado barquitos de
pan. Así que el devoto puede elegir en qué formato manda sus pecados corriente
abajo, si en la contaminante o en la que ayuda al bien de la naturaleza.
Nosotros elegimos pan, por supuesto, y decidimos echar los pecados de los tres
que íbamos en un solo barquito, para ser aún menos malignos si cabe (la otra
opción hubiera sido no participar de la historia, pero a ver quién es el listo
que se arriesga a ir acumulando mal karma todo el año).
Barquitos bien |
Barquitos mal |
Luces en el agua y el cielo |
Una vez hecho esto, que era a lo que veníamos, nos dispusimos a seguir la
tradición tailandesa, no de este día, si no de su vida habitual, que es comer
como si no hubiera mañana. Así que para la ocasión habían preparado millones de
puestos de absolutamente todas las comidas imaginables en el parque. No son
gente de restaurante, en este país, a ellos les gusta poder elegir entre muchas
variedades, si es posible elegir varios manjares, además, y comérselo en la
calle al fresco aire libre. No pudimos hacer menos que eso, así que nos
cogimos unas viandas (entre ellas una cosa grasosísima que se correspondía poco
con la dieta tai, pero bastante rica, a decir verdad) y dimos cuenta de ellas
en el parquecillo, rodeados de velas, luces en el cielo (porque también lanzan
lámparas al aire, pero debe ser algo que se hace más en el norte que aquí) y
música de Muay Thai (que es el boxeo tailandés, y nosotros no sabíamos que
había una música especial para eso, pero contábamos con un autóctono en
nuestras filas, esa noche).
Mucha comida |
Comida con toda la grasa |
Una vez hecho todo esto, nos volvimos a casa por una calle abarrotada de
bares y buena música, que al parecer el barrio en cuestión es por donde salen
los hipsters de la capital. Habrá que ir otro día a hacer cuestiones menos
espirituales y empezar a ensuciar un poco el alma, que tanta limpieza no puede
ser buena.
Este no lo tiraban al agua |
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