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De la pérdida de la fe en la humanidad y más.


El plan estaba hecho. Acababa de trabajar el domingo (asumiendo que, aunque fuera día extra, no me lo iban a pagar, pero se lo debía a mis alumnos), hacíamos una fiesta de despedida, el lunes la maleta, y el martes a volar.

Pero no, las jefas no nos pagaron el día 5, como estipula el contrato y las normas de la academia, si no que decidieron hacer una reunión el miércoles a las 11 para ver si habíamos cumplido con nuestro trabajo y, a partir de ahí, pagarnos y dejarnos volar, ya que, al comprar nuestra alma, también pueden decidir sobre nuestros vuelos.

Luchamos, nos quejamos, no conseguimos nada, y hoy, miércoles, a las 11, bajamos con nuestra mejor sonrisa y pocas ganas de pelea, sabiendo que arriesgamos nuestro último sueldo y no estamos como para ponernos a viajar sin una rupia por el mundo (indio). Y con un CD que nos hacen grabar con todo el material en el que nos han hecho trabajar durante todo el año, que quieren mirar y repasar para asegurarse de que lo hemos hecho bien y pueden pagarnos todo lo que nos deben. Aunque, obviamente, durante todo el curso le hemos mandado cada papelito que hemos hecho.

Ahí está la jefa, mirando los trabajos que han hecho mis alumnos en este curso (y que llevo preparando, para los 5 niveles de la escuela, durante todo el año, con muy poco reconocimiento por su parte), le enseño uno especialmente bonito de una alumna artista que le ha puesto cartulinas y colores. Me dice que en la otra escuela, con su profesor indio, les han quedado muy bien todos, mucho más elaborados. Me muerdo la lengua ante tantísima falta de tacto, amabilidad y consideración.

Nos sientan delante de ellas. Nos miran. Nos enseñan la factura de la luz de febrero y nos dicen que, aunque normalmente sale a 300 rupias al mes, ha subido, y que ahora son 2500. Esto ya lo sabíamos, pero como no nos han enseñado ningún papel que lo demuestre, no habíamos querido pagar. Nos insisten, que paguemos. No nos la queremos jugar, les decimos que vale, que pagamos las 5000 rupias del ala que han decidido, sin enseñarnos documentos que lo corroboren, que cuesta ahora la electricidad.

Lo siguiente es descontar de cursos. Nos apuntaron a uno online para ser examinadoras de DELE. Me apuntaron a mí. A Ana le descuentan 2000 rupias porque dicen que le hicieron la preinscripción, aunque luego no tuviera plaza. A mí me descuentan las 8500 que dicen que costó (no está certificado, esto) pero que me las devuelven cuando vuelva a finales de mayo a ser tribunal en los exámenes. Aceptamos.

Nos hacen saber que según el contrato, avisar con menos de dos meses de antelación supone pagar un sueldo entero a la compañía, pero que según su religión, aceptar dinero de otras personas haría que el karma se lo hiciera pagar en la siguiente vida, reencarnándose en algo muy feo e inferior, y que su alma estaría perdida. Evitamos decirles que, según nuestro punto de vista, el karma lo tienen ya bastante manchado, que no esperen tener, en su siguiente vida, la mitad de suerte que están teniendo en esta.

Viene el plato fuerte. Nos hacen entrega de una carta que van a enviar al FRRO (institución aquella en la que pasamos el primer trimestre intentando conseguir el permiso de estancia) cancelando nuestro visado, según la cual Ana tiene que salir del país el 23 de mayo y yo el 30. Es importante recordar aquí que tenemos billetes para España el 16 de junio. Le decimos que no puede ser, que nos lo cambie, pero nos dice que no. Le decimos que estas cosas hay que avisarlas con tiempo, nos dice que es que lo ha sabido ayer (nunca, nunca, creáis lo que os cuente un indio, y menos si es el jefe). Le rogamos piedad, preguntamos si tan mal lo hemos hecho todo, y nos responde con indiferencia.

Y, por supuesto, nadie nos pide el CD con nuestro trabajo, que lo que hayamos hecho o lo bien que esté… es lo de menos.

Y volvemos a casa a encerrarnos en mi habitación (que es desde la que menos se oye lo que pasa abajo) y llorar las penas. A sufrir de bloqueo. A intentar pensar cuál será la manera más feliz y barata de solucionar esto. A calcular cuánto costará anular todos los billetes que tenemos. A planear algo que pueda solucionarnos la situación… pero no hay nada. Absolutamente nada. Sólo nos lamentamos por no haber sabido adivinar la crueldad que escondía el tiempo de espera del pago (porque sí, hicimos muchas hipótesis sobre lo que iba a pasar, pero no se nos cruzó esto por la cabeza) y nos decimos la una a la otra que no podemos dejarnos llevar por esto, que la gente no es tan mala, que la humanidad no va hacia abajo, que la bondad existe… pero no puedo. No puedo creer que tras intentar hacer las cosas bien (que una de las opciones era irnos sin decir nada, dar la sorpresa, y preferimos avisar para que pudieran buscar a alguien y acabar nuestros cursos) el mundo se nos ponga en contra, que una mente humana pueda darse 4 días de retraso sólo para poder pensar cuál es la mejor manera de fastidiar la vida de alguien, cómo pueden hacernos sufrir más. No puedo entender por qué una religión que basa sus ideas en el karma, que vive en el país más espiritual del mundo y creen en dar y recibir, puede crear ideas tan malignas, puede acabar con nosotras así. Y quizá esta academia no salga jamás hacia adelante, y quizá acaben siendo abandonadas por todos los españoles que pisan estas clases y su trabajo no es reconocido, o quizá todos los alumnos se den cuenta de lo que hay y no se vuelvan a inscribir jamás, pero todo eso no me quita la impotencia ni la rabia.

Así que empezamos de nuevo, creamos otro plan. Os mantendré informados.



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1 cerca de veras!:

silver dijo...

WTF !! No sabía que fueran tan malas.

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cerca de veras!!